¿Como Manejar El Enojo Según La Biblia? (Por Pastor Carlos Vargas Valdez)
Colosenses 3.8-17 :8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,10 y revestido del nuevo,el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno,11 donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Los cristianos estamos llamados a dejar de lado “ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas” (Col 3.8). El mandamiento es claro, pero la manera de lograr y mantener este propósito puede parecer confusa y abrumadora.
El primer paso es reconocer el enojo en nuestros corazones. Esto puede parecer innecesario a quienes expresan con facilidad sus sentimientos, pero para aquellos que han enterrado su ira en lo mas profundo de su ser, sera necesario un prolongado tiempo de autoanálisis delante el Señor. Aunque oculto, el cáncer del resentimiento ha estado creciendo e infestando lentamente el corazón.
Hay que dejar, entonces, que la aguda espada de la Palabra de Dios haga una cirugía (He 4.12).
El paso siguiente es reconocer que el enojo es pecado, y comenzar a ocuparse de el. Puesto que la ira es a menudo una respuesta a una herida recibida, se debe tener cuidado de no excusarla ni defenderla en nombre de la justicia. Aunque alguien haya pecado contra usted, aferrarse a la ira como respuesta, es pecado. La Biblia nos dice que no debemos pagar mal por mal, sino que venzamos con el bien el mal (Ro 12.17, 21).
El manejo de un estilo de vida irascible no es opcional; hay que dejar la ira. No podemos esperar vivir en la nueva naturaleza que Cristo ha creado para nosotros, conservando al mismo tiempo nuestro “derecho” a estar enojados y guardar resentimientos.
La solución de Dios al problema del enojo, es ser mas como Cristo. Nuestra responsabilidad es revestirnos de su carácter. El Señor nos invita a cooperar con El en este proceso de transformación. Con cada paso de obediencia que demos, la paz de Cristo crecerá, y la ira se reducirá.
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