Una Ayuda para la ansiedad y la depresión
“LA ANSIEDAD EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE LO DEPRIME…” (Proverbios 12:25 LBLA)
Se te hace un nudo en el estómago, sientes una fuerte opresión en el pecho, estás muy alterado y los pensamientos se agolpan descontrolados. ¿Dónde encontrar alivio? ¿En el alcohol, las drogas, las personas, el dinero, el sexo, etc.? Si lo haces en alguna de esas cosas, no funcionará a largo plazo. La Biblia nos dice: “La ansiedad en el corazón del hombre lo deprime…” (Proverbios 12:25 LBLA), y lo lleva a la desesperación. ¿Hay solución?
A veces satanás es la fuente de la ansiedad y la depresión. Cuando el rey Saúl se obstinó en hacer su voluntad, “El espíritu del Señor se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte del Señor lo atormentaba” (1 Samuel 16:14). Nuestro orgullo y desobediencia dan cabida a satanás para que invada nuestra mente y emociones. Pero si nos humillamos y decidimos firmemente hacer la voluntad de Dios, Él podrá anular el ataque del maligno, lo que nos ayudará a superar la ansiedad y la depresión. “…El que se humilla será enaltecido [levantado]” (Mateo 23:12).
Tú tienes autoridad sobre el diablo, pero sólo la puedes usar cuando te sometes a Dios. He aquí tres pasos para la victoria, según el apóstol Santiago (4:7):
1) “…Someteos a Dios…”
En este paso te pones de acuerdo con la Palabra de Dios y con su poder, lo que te da derecho a ejercer dominio sobre el enemigo.
2) “…Resistid… al diablo…”
Es jerga militar; “resistir” indica una oposición valiente, enérgica y persistente para impedir que el diablo prevalezca.
3) “…[El diablo] huirá de vosotros”
Cuando renuncies a su control sobre tu vida y su poder para ponerte ansioso y deprimido.
“…MIS INQUIETUDES SE MULTIPLICAN DENTRO DE MÍ…” (Salmo 94:19 LBLA)
Tus pensamientos pueden ser una especie de incubadora de ansiedad y depresión; así que ten en cuenta lo siguiente:
1) Eres dueño de tus pensamientos. “
…Mis inquietudes [pensamientos negativos] se multiplican dentro de mí…” (Salmo 94:19 LBLA). Tú los concibes, los interpretas, les das significado, los aceptas o los rechazas. Por lo tanto aprende a distinguir qué ideas te ayudan y cuáles no.
2) Te conviertes en un producto de tu forma de pensar (Proverbios 23:7).
No son las circunstancias, sino tu reacción ante ellas lo que desata tus emociones. Tus pensamientos desencadenan una reacción química que condiciona tus sentimientos, así como la duración y la intensidad de ellos. Cuando empieces a pensar de modo distinto, también te sentirás diferente.
3) Tus pensamientos son prolíficos.
El salmista dijo que “se multiplican” dentro de la persona. Los pensamientos ocasionales pueden amargarte por unos momentos, pero no llegan a provocar ansiedad y depresión profundas. Cuando llegas a ese estado, es porque has albergado patrones negativos de pensamiento que se han multiplicado en tu interior. Debes “llevarlos cautivos a la obediencia a Cristo”, para poder pensar como Él y estar en control de ellos (2 Corintios 10:4-5).
4) Deja que “el Espíritu [te] renueve los pensamientos y las actitudes [forma habitual de pensar]” (Efesios 4:23 NTV).
Somete tus pensamientos al Espíritu Santo y deja que Él los apruebe, renueve o sustituya con los suyos. La ansiedad y la depresión no pueden seguir dominándote cuando le das a Dios el control de tu mente.
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